Me gustaría explicar
lo que por mi pueblo siento,
es algo que está profundo
y aunque busco y busco en mí
no sale a flote, no puedo.
Pero quizá en una cosa
muchos estamos de acuerdo,
que al llegar el mes de agosto
sin nosotros pretenderlo,
entran unas ganas locas
de volver a nuestro pueblo.
Son días de algarabía
de cultura y de encuentro,
días, que no se pueden comprar
aunque se tenga dinero.